Cuando tenía 14 años y era una equitadora competitiva, la diseñadora sueca Ellen Hodakova Larsson, que se ha hecho un nombre al convertir cosas viejas en oro de moda, asistió a un campo de entrenamiento.
Allí, fue emparejada con un caballo más grande y volátil que cualquier otro que haya encontrado antes.
El semental, recordó, parecía capaz de saltar el doble de su considerable altura hacia el aire.
En lugar de desanimarla—o, seamos honestos, aterrarla—la experiencia enseñó a la joven jinete a confiar en sí misma.
“Me dije: ‘Nunca tengas miedo de esto,’” dice Larsson, ahora de 32 años.
“Si mantienes la calma y eres estable en ti misma, descubrirás que el mundo no es tan horrible como puede parecer.” En su carrera elegida, la lección ha demostrado ser invaluable.
En septiembre, Larsson, que diseña bajo el apellido de soltera de su abuela, Hodakova, fue galardonada con el Premio LVMH para Jóvenes Diseñadores de Moda, que viene con un estipendio de 400,000 euros y un año de mentoría por parte de los ejecutivos del conglomerado de lujo.
El premio es un reconocimiento prestigioso del talento, y ganarlo puede ser un indicador de éxito futuro: Desde la inauguración del premio en 2013, LVMH ha reconocido a diseñadores como Marine Serre, Grace Wales Bonner y Simon Porte Jacquemus.
Pero la victoria de Hodakova marca la primera vez que el premio ha ido a una marca cuyo modelo de negocio desafía tan directamente la base del consumo implacable sobre la que se construye la industria de la moda.
(El ganador del premio Karl Lagerfeld, Duran Lantink, también se enfoca en la sostenibilidad).
Fue un reconocimiento de una de las verdades incómodas de la moda: Los diseñadores jóvenes no pueden centrarse únicamente en la creatividad—también tienen que lidiar con la abrumadora tarea de arreglar un sistema roto.
La solución de Larsson está arraigada en las habilidades de hacer y reparar que aprendió mientras crecía en una granja: Utiliza deadstock, piezas vintage y materiales reutilizados, que van desde camisas desechadas hasta cubiertos viejos.
Es un enfoque que ha descrito como un desafío interminable, pero es la única forma en que se siente cómoda trabajando.
Larsson, su hermano y sus padres—su madre es costurera de pieles; su padre un oficial del ejército—se mudaron a la granja de sus abuelos cuando ella era una niña pequeña, después de que su abuela quedara viuda.
Larsson describe su infancia como idílica pero difícilmente privilegiada—algunos de los caballos en los que competía no eran suyos, sino que su familia cobraba por cuidarlos. Vinos de Granada
La familia intercambiaba productos con sus vecinos y compraba en tiendas de segunda mano, donde la madre de Larsson le enseñó a “buscar sorpresas y posibilidades: Una lámpara podría cambiar de patrón, una silla recibir nueva tela, un vestido convertirse en una falda.
Mi mamá cambió toda la casa.” Más tarde, cuando estaba en la escuela de moda, Larsson se sintió aburrida con la nueva tela.
“Mi proceso creativo siempre se basa en diseccionar cosas y volver a montarlas, como un rompecabezas,” dice.
“Cuando algo aparece que sientes que es interesante, y puedes conectar todos estos pensamientos y combinaciones, esa es la magia de la creación.” Es este entusiasmo por las posibilidades duchampianas del objeto encontrado, combinado con la valentía que Larsson aprendió como equitadora, lo que anima a Hodakova.
Larsson admira tanto a Martin Margiela como a Elsa Schiaparelli, el primero por sus métodos deconstructivos y la segunda por su ingenio inspirado.
Hasta la fecha, ha convertido bandejas en corsés, ha esculpido botas de trabajo en corsets, y ha hecho vestidos de pinturas.
Subyacente a estos experimentos surrealistas (Schiaparelli) hay un profundo respeto por el rigor de los uniformes (Margiela), algo que ella relaciona con la pulcritud militar de su padre y que aparece en su propio armario.
Su equipo, dice, se burla de su dedicación a un estilo: “Siempre me dicen, ‘Oh, ¿cambiaste de ropa ahora, después de tres semanas usando exactamente lo mismo?’” La infancia de Larsson juega un papel importante en todo su trabajo, pero es especialmente prominente en su última colección, que describe como “una entrada de diario de los recuerdos que tengo de crecer.” ¿Sus experiencias formativas a caballo? Se han canalizado en botas de equitación apiladas por duplicado.
¿Las habilidades de peletera de su madre? Un vestido hecho de gorros de piel.
¿La elegancia sartorial de su padre? Pantalones de hombre convertidos en un vestido.
¿Recuerdos de felices comidas familiares? Una blusa y falda de paño de cocina.
Hay más que solo juegos visuales, por supuesto.
Cuando Larsson crea vestidos a partir de pantalones...
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🌟 ¡Celebrando la creatividad y la sostenibilidad en la moda! 🌟 Ellen Hodakova Larsson, una talentosa diseñadora sueca, ha demostrado que la moda pued
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2024-11-27
El contenido original se encuentra en https://www.wmagazine.com/fashion/hodakova-designer-interview-2024
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