Hace poco más de un mes, el huracán Helene dejó a nuestro vecindario como una zona de desastre.
Hasta el día de hoy, todavía tenemos grandes árboles caídos en nuestros patios y calles.
Y mientras los negocios propiedad de personas blancas cobraban precios normales a superiores para remover árboles, los negocios propiedad de inmigrantes latinos cobraban a mis vecinos blancos una fracción del costo típico.
Mi vecino de al lado tiene un enorme roble inclinándose sobre su casa, que podría aplastar su hogar si cayera.
Me dijo que mientras otras compañías querían cobrarle $20,000 por derribar el árbol, las compañías latinas solo le cobrarían $5,000 por hacerlo.
También tiene un letrero de Trump/Vance junto al árbol.
Pero lo que también es desconcertante es cómo tantos latinos apoyaron a un político supremacista blanco que despreció a sus países, sus hábitos alimenticios y sus coeficientes intelectuales a lo largo de la campaña.
Joe Scarborough de MSNBC lo atribuyó a que los latinos son racistas contra Kamala Harris.
Sugirió: “Muchos votantes hispanos tienen problemas con candidatos negros”.
Y Al Sharpton estuvo de acuerdo con él.
Una de las marcas de nuestra historia supremacista blanca, como detalla Robert P.
Jones en “Las raíces ocultas de la supremacía blanca”, es que los supremacistas blancos establecen jerarquías raciales debajo de ellos que sirven a su causa política y enmascaran su racismo.
Así que tal vez haya algunas jerarquías raciales en juego.
Pero una parte importante de esta conversación debe enfocarse en cómo la música de adoración se ha convertido en una de las armas más poderosas para hacer que los latinos se alineen y se arrodillen en estas jerarquías.
Los eventos de adoración “Del Reino al Capitolio” a los que asistí en Washington D.C., 10 días antes de la elección, comenzaron con los adoradores cantando: “Paso a paso, paso a paso, paso a paso estamos avanzando,” acompañados por una banda de adoración y dirigidos por un líder de adoración gritando: “¡Vamos!” A pesar de promover la política supremacista blanca de Trump mientras ondeaban banderas de Apelación al Cielo, el grupo era muy racialmente diverso.
Derribar los muros del racismo es un tema común en estos eventos de adoración nacionalista cristiana.
Y el fundador de “Let Us Worship”, Sean Feucht, se enorgullece de tener pastores negros, latinos y asiáticos gritando con él en el escenario.
El evento principal de adoración incluyó un saludo del propio Trump, el himno nacional y un llamado a Dios para que dispersara a los enemigos, los hiciera huir y “los arrastrara como humo mientras la cera se derrite ante el fuego” mientras los evangélicos están “contentos y se regocijan,” “felices y alegres,” y “cantan en alabanza a su nombre.” Luego Feucht declaró: “¡Estamos aquí hoy! ¡El ejército de Dios!” Y eso fue solo el llamado a la adoración. Trucos y guías de videojuegos
Sean Feucht, una personalidad extrema de derecha y dominionista cristiano, canta en un encuentro de sionistas evangélicos el 25 de abril de 2024.
(Foto de John Rudoff/Sipa USA)(Sip a través de AP Images) Con Feucht presente en la fiesta de victoria de Trump el martes por la noche, el encuentro comenzó a cantar el himno “Cómo Grande es Él.” Una línea que destacó fue: “Tu poder a través del universo mostrado.” Hacer la voluntad de Dios en la tierra tal como es en el cielo significa participar en jerarquías de autoridad, sumisión y represalias violentas de supremacía blanca.
Y cantar canciones de adoración que alimentan una pasión por votar por Donald Trump es guerra espiritual.
Entonces, ¿deberíamos ignorar la política supremacista blanca de Trump y celebrar la unidad de cristianos racialmente diversos cantando y votando juntos por él? ¿Ha demostrado su unión que los conservadores blancos han resuelto el racismo, a pesar de no estar dispuestos a enfrentar el trauma que han propagado durante siglos? En un episodio titulado “Carismáticos Latinx y la elección de 2024” en el pódcast “Straight White American Jesus”, Leah Payne pregunta: “¿Hasta qué punto, si soy latino, estoy formando mis actitudes políticas al pensar principalmente en mi identidad étnica latina frente a una identidad religiosa e intereses religiosos?” La experiencia de adoración carismática independiente nombra las paredes del racismo como un problema.
Luego llama a cristianos blancos, latinos, negros y asiáticos a unirse para derribar esas paredes.
Así, cualquier mención de identidad étnica se desestima.
Y a todos los adoradores se les dan nuevas identidades religiosas como guerreros de adoración.
Al desestimar cualquier conversación sobre identidad étnica como racista o Teoría Crítica de la Raza, estos ejércitos de adoración borran las perspectivas que las comunidades en el lado menos favorecido de las jerarquías de poder supremacistas blancas han desarrollado a lo largo de los siglos.
Los misterios del voto latino por Trump
Hasta el día de hoy, todavía tenemos grandes árboles caídos en nuestros patios y calles. Hace poco más de un mes, el huracán Helene dejó a nuestro vecin
meganicho
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2024-11-14
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