Revisión de ‘The Merry Gentlemen’: Britt Robertson llena su media navideña con atractivos en la rom-com de Netflix Describir “The Merry Gentlemen” como “The Full Monty” se encuentra con una película navideña de Hallmark podría ser exagerar.
Sin embargo, esa es esencialmente la idea básica de esta película, en la que una bailarina de grandes ciudades regresa a su pequeño pueblo para salvar el local de conciertos de sus padres haciendo que hombres atractivos se quiten la camiseta en el escenario.
Sin embargo, la propuesta del director Peter Sullivan y la escritora/actriz co-protagonista Marla Sokoloff en el Universo Cinemático Navideño de Netflix es poco inventiva, carente de inspiración y presentada con un envoltorio notablemente descuidado.
No solo la historia se esfuerza por encontrar su camino después de un primer acto bien presentado, algunos aspectos más económicos restan valor a los sentimientos significativos y sutiles de la película.
La soltera Ashley (Britt Robertson), de treintaypocos, está viviendo el sueño, dando patadas altas y bailando claqué en The Jingle Belles Christmas Revue y recuperándose de las presentaciones en su pintoresco apartamento en Nueva York.
Sin embargo, últimamente se siente un poco fuera de ritmo con el resto de la compañía.
Justo cuando un nuevo miembro se une a la troupe, Ashley es llamada a la oficina de su jefa y despedida sin ceremonias, como ella misma expresa, debido a su edad avanzada.
Al verse acabada demasiado joven y desesperada por una recarga, Ashley se dirige a casa para las fiestas a Sycamore Creek, cubierto de nieve, ubicado en un estado del Medio Oeste no especificado, a través de un set de filmación de Burbank mal disfrazado.
La llegada de Ashley es recibida con una cálida bienvenida en toda la ciudad, desde el diner de su hermana mayor Marie (Sokoloff) hasta el bar de música en vivo The Rhythm Room, donde tropieza torpemente y cae en la vida del atractivo carpintero Luke (Chad Michael Murray).
El pequeño local, propiedad de los generosos padres de Ashley, Stan (Michael Gross) y Lily (Beth Broderick), alguna vez fue anfitrión de rockeros y realeza (una inteligente referencia a “The Princess Switch”).
Sin embargo, ahora es el hogar de Danny (Maxwell Caulfield), un bebedor habitual, y una pila de cuentas de pago vencido cómicamente grandes.
Enfrentándose a un desalojo y $30,000 en deudas, Ashley lanza un revue masculino para rescatar el establecimiento, involucrando a los únicos hombres locales que conoce: el esposo de Marie, Rodger (Marc Anthony Samuel), el bartender Troy (Colt Prattes) y Luke, quien no puede resistir ayudar a quienes lo necesitan, especialmente a Ashley.
Para detrimento de la narrativa, la película no se aleja mucho de las fórmulas anticuadas, donde un habitante de la ciudad encuentra el amor en un pequeño pueblo y los adictos al trabajo son reprendidos por elegir una carrera sobre el amor. Ratones para gaming
Estos cineastas necesitan mejorar su juego si quieren estar a la altura de títulos de universos compartidos más inteligentemente construidos como “A Castle For Christmas” y, más recientemente, “Hot Frosty.” Elementos desconcertantes proliferan en la película, principalmente en comportamientos de personajes y situaciones que o bien desafían la credulidad (como el photo-op con Santa que sigue funcionando pasadas las horas de cierre del bar) o generan más preguntas que respuestas.
¿Por qué Marie ocultaría su pasado de citas con un stripper masculino de Rodger, cuando está más que dispuesto a quitarse la camiseta frente a un grupo de mujeres gritando? .
Las redes sociales existen en este mundo, ya que se menciona TikTok en una escena temprana, pero nadie las utiliza para ayudar a llenar el club de público.
Seguramente la carrera de baile de Ashley habría garantizado que tuviera una cuenta y una buena cantidad de seguidores.
En cambio, ella y Marie reparten volantes en la plaza del pueblo y esperan a que los periodistas recojan su historia.
Eso está bien para una película que transcurre antes de la invención de los smartphones, pero no para una establecida en esta era tecnológica.
Además, es extraño que la película se esfuerce tanto por ser extremadamente heteronormativa, mostrando a ningún hombre asistiendo a estos eventos (con la excepción de un chico que trabaja en la mesa de A/V).
No toma en cuenta el potencial público LGBTQ+ que está viendo, cuando podría haber aprovechado la oportunidad de ser tan progresiva e inclusiva como otras en el creciente Universo Cinemático Navideño de Netflix (“Single All the Way” y “Falling For Christmas”).
Cada una de las rutinas tiene una identidad estética, con Sullivan dirigiendo un coro de coreografías complejas, iluminación escénica saturada, edición al estilo de video musical y disfraces que oscilan desde un trabajador de la construcción hasta un bailarín de Chippendale.
Los novatos muestran sus abdominales mientras se mueven al ritmo de una banda sonora agresivamente genérica (curiosamente, todos licenciados de la propia compañía de producción).
Aún así, estos números se sienten como iteraciones reductivas y olvidables de aquellos en “Magic Mike.”
Revisión de ‘The Merry Gentlemen’: Britt Robertson llena su media navideña con atractivos en la rom-com de Netflix
🎬✨ ¡Hola a todos! Hoy quiero compartir mis pensamientos sobre la nueva película de Netflix, *The Merry Gentlemen*. Aunque la descripción que la compara
meganicho
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2024-11-21
El contenido original se encuentra en https://variety.com/2024/film/reviews/the-merry-gentlemen-review-britt-robertson-christmas-movie-1236213686/
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