Durante mucho tiempo los monarcas mostraban su poder a los otros mediante la entrega de lujosos, a veces ridículos, regalos. Esto incluye, pero no se limita solo, estatuas, árboles y animales exóticos.
Enrique III de Inglaterra recibió un «oso blanco» (considerado por los historiadores un oso polar, segun las descripciones que se guardan del animal) de parte del rey Haakon de Noruega en 1252. El oso fue considerado uno de los animales más afortunados del castillo. Se le colocó una correa larga para que pudiese nadar y pescar peces en el Támesis.
Sin embargo, no fue el animal más grande y exótico que recibió el rey de Inglaterra. Tres años después Luis IX de Francia le regaló un elefante africano macho.
Durante mucho tiempo los monarcas mostraban su poder a los otros mediante la entrega de lujosos, a veces ridículos, regalos. Esto incluye, pero no se limita solo, estatuas, árboles y animales exóticos.
Enrique III de Inglaterra recibió un «oso blanco» (considerado por los historiadores un oso polar, segun las descripciones que se guardan del animal) de parte del rey Haakon de Noruega en 1252. El oso fue considerado uno de los animales más afortunados del castillo. Se le colocó una correa larga para que pudiese nadar y pescar peces en el Támesis.
Sin embargo, no fue el animal más grande y exótico que recibió el rey de Inglaterra. Tres años después Luis IX de Francia le regaló un elefante africano macho.
El rey de Noruega le regaló a Enrique III de Inglaterra un oso polar
Durante mucho tiempo los monarcas mostraban su poder a los otros mediante la entrega de lujosos, a veces ridículos, regalos. Esto incluye, pero no se limita s
meganicho
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2025-01-30


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